Cada noche es igual para Yorko Karabatic: la misma pesadilla en la que es testigo de la masacre de un pueblo gitano, de su familia. Masacre de la que solo él y el el traidor que los vendió sobreviven. Y siempre despierta en el momento en que va a descubrir la identidad de ese traidor. Comienza a creer que es un recuerdo de alguna vida anterior, que ha reencarnado después de esa horrible muerte de sus sueños. Pero el destino es una fuerza misteriosa que parece divertirse jugando con la vida de los hombres como si fueran peones en un tablero universal. Porque Yorko es policía y recibe la orden de infiltrarse en la Multinacional Blas para destruirla desde adentro. Y porque el Doctor Pithon, un gitano experto en reencarnaciones, lo ayuda a develar el misterio de la identidad del traidor en sus sueños: en el monograma que ha arrancado de sus ropas puede leerse claramente el nombre de Blas. Sabe que las pesadillas no acabarán hasta que responda el clamor de los muertos. Sabe que Blas es culpable de una u otra cosa. O de ambas. Y también sabe que la muerte aguarda al final de ese camino.
Primero, no es fácil ganarse la confianza para ingresar a la organización. Pero Yorko es hábil. Para él, lo difícil es mentirle a Alice, decirle que ya no la ama, que lo mejor que puede hacer es dejarlo en paz. Y entre verdades y mentiras, Yorko es asignado como guardaespaldas de la hija de Blas. Es el broche de oro para la tragedia: Alice huye dolorida y es atropellada. No muere, pero nadie sabe si volverá a despertar. Yorko ya no tiene nada que perder. Yorko hunde su angustia en los brazos de Ariana. Y justo cuando decide dejar a Alice en el olvido, ella despierta. Pero su trabajo, su venganza, es más importante. Sus sentimientos no importan, él debe acabar con Blas sin pensar en el costo. Por eso se cuida de representar bien su papel de flamante esposo. Sin parpadear cuando alguien mata a Alice al presentarse furiosa en su boda con la hija de Blas.
Como yerno de Blas, no le lleva mucho a Yorko conseguir las pruebas para encarcelarlo. Y recibe ayuda de la fuente más inesperada: la propia Ariana. Claro que la historia no acaba allí. Blas es enviado a un manicomio al fingir demencia y logra escaparse. Ariana, su traidora, su hija, ahora está embarazada y aguarda al primogénito de Yorko. El círculo de odio y traiciones no parece cerrarse nunca. No puede matar a su propia hija, pero puede matar a su nieto, a su futuro asesino. Y hacer miserable la vida de Yorko, tanto que quizás se quite la vida.
Los días del gitano parecen estar contados. Pero todo el mundo sabe que los gitanos son habilidosos para los engaños. Quizás Yorko pueda engañar a la muerte, cumplir su destino y ser feliz.
Policía de la división especial. Se le encomienda la misión de infiltrarse en la Multinacional Blas para destruirla. Su misión en la vida es destruir al traidor de Blas.
Cabeza de la Multinacional que lleva su nombre, jefe de una red criminal que comercializa armas y poder.
La novia de Yorko, no comprende la vida del policía. Y aunque sufra por ello, lo ama y no puede estar mucho tiempo lejos suyo.
La hija de Blas. Yorko se vuelve su guardaespaldas y su amante.
Otro matón que cuida de Ariana y que termina volviéndose amigo de Yorko.
El juez que ha emprendido una cruzada para condenar a Blas con todo el peso de la ley.
Guión: Walter Slavich
Dibujo: Enrique Breccia
Cada noche es igual para Yorko Karabatic: la misma pesadilla en la que es testigo de la masacre de un pueblo gitano, de su familia. Masacre de la que solo él y el el traidor que los vendió sobreviven. Y siempre despierta en el momento en que va a descubrir la identidad de ese traidor. Comienza a creer que es un recuerdo de alguna vida anterior, que ha reencarnado después de esa horrible muerte de sus sueños. Pero el destino es una fuerza misteriosa que parece divertirse jugando con la vida de los hombres como si fueran peones en un tablero universal. Porque Yorko es policía y recibe la orden de infiltrarse en la Multinacional Blas para destruirla desde adentro. Y porque el Doctor Pithon, un gitano experto en reencarnaciones, lo ayuda a develar el misterio de la identidad del traidor en sus sueños: en el monograma que ha arrancado de sus ropas puede leerse claramente el nombre de Blas. Sabe que las pesadillas no acabarán hasta que responda el clamor de los muertos. Sabe que Blas es culpable de una u otra cosa. O de ambas. Y también sabe que la muerte aguarda al final de ese camino.
Nació en Buenos Aires en 1945. Se inicia profesionalmente a mediados de los años sesenta realizando ilustraciones para la Editorial Difusión y en 1968 participa junto a su padre ilustrando la vida del Che Guevara sobre guión de Hector Oesterheld. Vuelve a colaborar con su padre al año siguiente en la segunda versión de El Eternauta tras lo cual desarrolla su propia carrera colaborando con la editorial inglesa Fleetway. Para las revista Linus y Alterlinus y sobre sobre guiones propios Enrique Breccia dibuja tres series ambientadas respectivamente en la Guerra de Argelia, la Revolución M ...
Leer másGuionista de historietas y de televisión. Sus principales géneros son el policial negro, ficción y terror. Comenzó su carrera como guionista de historietas en los '80 donde escribió junto con Mazzitelli "El príncipe de la oscuridad" y "Dinastía maldita", el primero dibujado por Saichann, y el segundo por Alcatena. Entre los guiones escritos enteramente por él están, por ejemplo, las miniseries como "Nielsen", "Mulato" y "Raíces del misterio". Para Ediciones Record produjo "Viracocha" y "Los días del gitano". Con Horacio Lalia continuaron con "Nekrodamus", quien había sido cre ...
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