El pueblo está harto del rey Valkan. No se parece en nada al abuelo de su abuelo, aquel que se ganó el apodo de “Rey León”. Se la pasa todo el día festejando con un séquito de mantenidos, bajo la atenta mirada de Baba Yaga, una anciana heredada junto con el trono. Valkan le teme y no se atreve a echarla del palacio. Y un día ya no está. Justo el mismo día que su pueblo ha llegado al límite y decide irrumpir en el palacio al grito de “¡Muerte al Rey!”. Yaga lo rescata y le cuenta sobre el Rey Ilya, el renombrado Rey León. Le habla de cómo buscó ser un mejor rey para su pueblo internándose en el Bosque Negro para poner a prueba su espíritu. Entonces Valkan se ha decidido: él será un nuevo Rey León. Yaga lo lleva al Bosque Negro, y el rey débil se enfrenta a los primeros horrores del lugar sin perder determinación. Yaga no puede evitar sonreír.
Su primer tarea importante es ser aceptado entre los Drungs, un pueblo bárbaro con reglas muy estrictas. Valkan soporta todo el dolor que Amuk (el mejor de sus guerreros) le inflige. Conoce a Jasil, quien cura sus heridas y le dice que ha sido aceptado por su pueblo. Pronto se descubre enamorado de ella y la pide en matrimonio. Solo que Amuk también la ama y Jasil le corresponde. Dado que solo uno puede casarse con ella, Los Grungs establecen que deben pelear a muerte. Pero Valkan ha trabado una fuerte amistad con Amuk y hace lo que cree mejor: los hace huir, para que vivan felices lejos de la barbarie de su pueblo. Cree que ha hecho lo correcto, pero no: a la mañana siguiente ve los cuerpos torturados que se exhiben como recordatorio que las reglas deben ser respetadas. Valkan no soporta seguir entre los Drungs y admite su fracaso. Yaga sonríe, revelando que el Rey León tampoco pudo soportar la brutalidad de ese pueblo.
Luego de eso, Valkan vive un tiempo con los Zaporogs donde encuentra una paz que desconocía. Al menos hasta la llegada de Grommm, un ser despreciable que siempre busca esclavos. Al igual que el abuelo de su abuelo, Valkan se deja capturar. Siendo prisionero, Yaga le revela que está bajo el cuidado de un animal interior. Quizás Valkan lo entendió, o quizás no. Se muestra feliz de ser esclavo y al hallar un enorme pedazo de oro, fabrica un medallón para Grommm. Lo termina justo en la noche de luna llena, y al entregárselo, su animal interior emerge en forma de lobo y destroza la garganta del despreciable amo. Yaga aprueba su avance, diciéndole que ha aprendido a servir.
Tanto tiempo ha pasado Valkan en el Bosque Negro que ya no desea abandonarlo. No extraña a su pueblo, pero Yaga le tiene una prueba final: la Ciudad Sol. Allí, Valkan es recibido con honores y se enamora de Fedorova, la hija del rey. Naturalmente, no tarda mucho en casarse con ella y, justo cuando piensa que nada puede opacar su felicidad, llegan Los Jinetes. Valkan jura defender la ciudad, pero sus esfuerzos son inútiles: los jinetes poseen magia oscura, fortalecida por los reyes indignos que traicionan a sus pueblos. Y, para ellos, Valkan es uno más de esos reyes. Ve como la Ciudad Sol arde y sabe que su propio reino es el próximo. Valkan le pide a Yaga que vuelva con él, que ya es hora de salvar a su pueblo de todos los males, tal como lo hiciera Ilya, el Rey León.
Con el paso del tiempo, las leyendas contarán las hazañas del Rey León. Algunas dirán que su nombre era Ilya. Otras, que se llamaba Valkan. Sin embargo, todas, coinciden que hasta los demonios temieron al Rey León.
El rey, descendiente de la dinastía creada por Ilya, el Rey León. Pero Valkan no se le parece en nada: es débil, cobarde y corrompido por el exceso en los placeres.
Una anciana cuya edad es indescifrable. Puede que sea una bruja. O una adivina. Para Valkan, es algo así como su conciencia.
El mejor guerrero de los Drungs. Él fue quien probó la valentía de Valkan para aceptarlo en su pueblo.
La hermosa joven que curó las heridas de Valkan. Él la desea como esposa, al igual que su amigo Amuk.
El abominable ser con dos cabezas. El Rey León, en el pasado, le quitó una. Pero, como todo ser despreciable, no ha cambiado para nada.
Guión: Eduardo Mazzitelli
Dibujo: Enrique Alcatena
El pueblo está harto del rey Valkan. No se parece en nada al abuelo de su abuelo, aquel que se ganó el apodo de “Rey León”. Se la pasa todo el día festejando con un séquito de mantenidos, bajo la atenta mirada de Baba Yaga, una anciana heredada junto con el trono. Valkan le teme y no se atreve a echarla del palacio. Y un día ya no está. Justo el mismo día que su pueblo ha llegado al límite y decide irrumpir en el palacio al grito de “¡Muerte al Rey!”. Yaga lo rescata y le cuenta sobre el Rey Ilya, el renombrado Rey León. Le habla de cómo buscó ser un mejor rey para su pueblo internándose en el Bosque Negro para poner a prueba su espíritu. Entonces Valkan se ha decidido: él será un nuevo Rey León. Yaga lo lleva al Bosque Negro, y el rey débil se enfrenta a los primeros horrores del lugar sin perder determinación. Yaga no puede evitar sonreír.
Nació en Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, el 4 de noviembre de 1952. Inició su carrera en la Editorial Columba. Su primer guión publicado se llamó “El crimen del río” y fue publicado en la revista Fantasía, de Editorial Columba. Más tarde, gracias a la intervención del dibujante Gerardo Canelo, le avisó que Alfredo Scutti, director de Ediciones Récord, estaba buscando guionistas. Sus guiones gustaron y se publicaron tanto en la Skorpio argentina, como en la versión italiana editado por la entonces Eura Editoriale. A partir de los años 90' ha realizado una ...
Leer másNació en Buenos Aires, Argentina, 26 de febrero de 1957 Historietista e ilustrador argentino conocido principalmente por su imaginería fantástica y surrealista, inspirada fuertemente por la mitología y los relatos folklóricos. Ha trabajado para el mercado historietístico de su país, como así también para el europeo y norteamericano. Desde pequeño, Enrique se interesó por la historieta. Dibujante autodidacta, entre sus influencias se cuentan a: Carmine Infantino, Gil Kane, Jack Kirby, Lucho Olivera y Barry Windsor Smith. Comenzó su carrera profesional en Ediciones R ...
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