El señor Dorvall le tiene miedo a la muerte. Tanto que ha dedicado su vida, su fortuna, a descubrir cómo puede vencerla. Y como bien dice la sabiduría popular, para bien o para mal, el que busca encuentra. Sus respuestas están en unas esculturas descomunales que un rey desconocido dejó esparcidas por el mundo: tres máscaras que guardan el secreto de la inmortalidad. Pero Dorvall no puede buscarlas personalmente debido a su delicada salud. Es por ello que contrata a Lebrum, un mercenario que no le teme a nada mientras la paga sea buena. Lebrum acepta, pensando que quizás lo que aprenda pueda serle útil para reencontrarse con su fallecida esposa.
Así, una tras otra, Lebrum visita las tres máscaras experimentando en cada una de ellas lo que el rey ha vivido. En la primera, descubre que realmente existe vida después de la muerte. En la segunda, comprende que hay un estado intermedio entre la vida y la muerte. En la tercera, conoce al pueblo de amazonas que descubrió el secreto de la inmortalidad, lo usaron y renunciaron a ella tras ver sus consecuencias. Y también supo de una cuarta máscara. En ella, Lebrum tiene un encuentro con el propio rey desconocido que le cuenta muchas historias sobre la muerte. Todas ellas encierran el secreto, el único secreto que logró desentrañar. Lebrun vuelve ante Dorvall y le cuenta todo exactamente como lo vivió. El anciano, aullando enloquecido, no capta cuál es el hallazgo. El mercenario se lo explica: la única manera de conocer esos secretos es dando un salto de fe y morir. Dorvall lo echa.
Lebrun visita la tumba de su esposa y le promete que pronto se reunirán. Entonces vuelve al campo de batalla de alguna guerra (siempre hay alguna guerra en alguna parte). Sus viejos conocidos le dan la bienvenida, contentos de que venga a luchar con ellos. Pero Lebrun no busca luchar: él busca morir.
Mercenario atormentado por la muerte de su esposa que acepta el contrato del anciano con la esperanza de recuperarla
Dorvall, un anciano temeroso de la muerte que solo desea hallar el secreto de la inmortalidad y no duda en hacer uso de su inmensa fortuna.
La esposa de Lebrun.
Desconocido y anónimo, guardián de todos los secretos que encierra la vida y la muerte.
Guión: Eduardo Mazzitelli
Dibujo: Lucho Olivera
El señor Dorvall le tiene miedo a la muerte. Tanto que ha dedicado su vida, su fortuna, a descubrir cómo puede vencerla. Y como bien dice la sabiduría popular, para bien o para mal, el que busca encuentra. Sus respuestas están en unas esculturas descomunales que un rey desconocido dejó esparcidas por el mundo: tres máscaras que guardan el secreto de la inmortalidad. Pero Dorvall no puede buscarlas personalmente debido a su delicada salud. Es por ello que contrata a Lebrum, un mercenario que no le teme a nada mientras la paga sea buena. Lebrum acepta, pensando que quizás lo que aprenda pueda serle útil para reencontrarse con su fallecida esposa.
Nació en Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, el 4 de noviembre de 1952. Inició su carrera en la Editorial Columba. Su primer guión publicado se llamó “El crimen del río” y fue publicado en la revista Fantasía, de Editorial Columba. Más tarde, gracias a la intervención del dibujante Gerardo Canelo, le avisó que Alfredo Scutti, director de Ediciones Récord, estaba buscando guionistas. Sus guiones gustaron y se publicaron tanto en la Skorpio argentina, como en la versión italiana editado por la entonces Eura Editoriale. A partir de los años 90' ha realizado una ...
Leer másCorrientes, 25 de mayo de 1942; Buenos Aires, 11 de noviembre de 2005 Olivera nació en Corrientes (Capital), donde estudió dibujo y pintura con Rubén Vispo. A los 20 años dejó la ciudad para trasladarse a Buenos Aires, donde publicaría sus primeros dibujos en Vea y Lea y Leoplán mientras estudiaba en la Escuela Panamericana de Arte con Hugo Pratt y Alberto Breccia; su estilo cargado y detallista, influido por Breccia pero también reminiscente de la obra de John Buscema o Frank Frazetta, atrajo la atención de la editorial de Héctor Germán Oesterheld, para cuyas revis ...
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