Ronald Arlton ha sido el astronauta elegido para tripular la ARES IV, la primera nave destinada a tocar el suelo marciano. Es un momento histórico para la humanidad. Tanto como la aparición de un asteroide compuesto de antimateria en la trayectoria de la nave. Y aunque la colisión parece evitarse con éxito, un trozo desprendido del asteroide igual roza a la ARES IV. La explosión resultante envía a Ronald al pasado, precisamente al mítico continente conocido como Atlántida. Apenas logra salir de la nave se ve en la obligación de salvar de la muerte a una bella joven que, incapaz de pronunciar su nombre, lo acorta transformándolo para siempre en Ronar. Desde ese momento, Ronar se vuelve el centro de innumerables tragedias. Aislado de su familia y amigos por 25 siglos de distancia, empieza a convencerse de que, como si fuera él mismo un trozo de antimateria, todas las personas que se le acercan terminan abrazando la fría muerte.
Buscando venganza contra los adoradores de Pseidonis, Ronar comienza su peregrinar por ese mundo que dejó de existir hace más de veinte mil años y que resulta su presente. Su camino lo lleva a cruzarse con piratas y asesinos, con bellas mujeres que entran y salen de su vida. Pero, como todo hombre que se atormenta por encontrar su destino, también cae bajo la influencia de seres que desean manipularlo para cambiar la historia. Así termina siendo Ronar el Destructor, responsable de que ningún habitante de la Atlántida sobreviva y de que Noé construya su arca para salvar a pocos elegidos. Su destino es el que siempre debió ser, forjado por millones de decisiones tomadas como un hombre libre.
Así conocido en el mundo cuando la Atlántida todavía existía. Su nombre real es Ronald Arlton, astronauta.
Hija del rey Tlan, salva la vida de Ronar y lo toma bajo su protección. Lamentablemente, Ronar no podrá retribuirle cuando los sacerdotes de Pseidonis la sacrifiquen en un altar.
Segunda esposa del rey Tlan y protectora del culto a Pseidonis. Su odio hacia Azora se extiende a Ronar.
El cazador, salvará más de una vez la vida de Ronar. Ambos se consideran hermanos de sangre.
Guión: Alfredo Grassi
Dibujo: Lucho Olivera
Ronald Arlton ha sido el astronauta elegido para tripular la ARES IV, la primera nave destinada a tocar el suelo marciano. Es un momento histórico para la humanidad. Tanto como la aparición de un asteroide compuesto de antimateria en la trayectoria de la nave. Y aunque la colisión parece evitarse con éxito, un trozo desprendido del asteroide igual roza a la ARES IV. La explosión resultante envía a Ronald al pasado, precisamente al mítico continente conocido como Atlántida. Apenas logra salir de la nave se ve en la obligación de salvar de la muerte a una bella joven que, incapaz de pronunciar su nombre, lo acorta transformándolo para siempre en Ronar. Desde ese momento, Ronar se vuelve el centro de innumerables tragedias. Aislado de su familia y amigos por 25 siglos de distancia, empieza a convencerse de que, como si fuera él mismo un trozo de antimateria, todas las personas que se le acercan terminan abrazando la fría muerte.
Nació en San Vicente, Santa Fe, el 9 de julio de 1925 Guionista, escritor, traductor, poeta, cineasta y periodista argentino. Comenzó a publicar en 1946 (con el seudónimo Fred W. Seymour, que seguiría utilizando durante muchos años); se trataba de una novela policial breve, el primer capítulo de la novela "Quedaron tres tumbas en Venus", que por la desaparición prematura de Centuria no pudo aparecer en forma completa hasta casi veinte años más tarde. Desde 1952 colaboró en la revista Bucaneros, y luego en las editoriales Columba y Récord, entre muchas otras, usando varios ...
Leer másCorrientes, 25 de mayo de 1942; Buenos Aires, 11 de noviembre de 2005 Olivera nació en Corrientes (Capital), donde estudió dibujo y pintura con Rubén Vispo. A los 20 años dejó la ciudad para trasladarse a Buenos Aires, donde publicaría sus primeros dibujos en Vea y Lea y Leoplán mientras estudiaba en la Escuela Panamericana de Arte con Hugo Pratt y Alberto Breccia; su estilo cargado y detallista, influido por Breccia pero también reminiscente de la obra de John Buscema o Frank Frazetta, atrajo la atención de la editorial de Héctor Germán Oesterheld, para cuyas revis ...
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