Lord Carnavon siempre ha tenido el deseo de apadrinar a un pugilista que logre alcanzar el título de campeón de toda Inglaterra, algo que él mismo hubiese querido lograr. Pero el boxeo ha sido prohibido por la propia Reina Victoria y entonces se ve obligado a buscar a alguno entre los bribones de feria, los que resultan (como no podía ser de otra manera) unos simples estafadores. Sin embargo, y para su sorpresa, se cruza con Johnny Cross. Su habilidad natural es sorprendente y decide enfrentarlo en persona. A Johnny le cuesta vencerlo y ahí nace la propuesta de apadrinarlo. Tras una corta estancia en la cárcel, Johnny acepta el desafío con una condición: que sus dos amigos lo acompañen.
Ya en Londres, los tres compinches se la pasan de taberna en taberna. Hasta que Lord Carnavon se cansa de aguantar esa conducta y obliga a Johnny a entrenarse para una pelea importante donde ganará mucho dinero. Claro que compartirá algo de esa ganancia con Johnny, lo cual estimula al pugilista a tomar en serio el entrenamiento. Por supuesto que Johnny gana, no sin sortear las tretas de quienes apostaron en su contra.
La fama de Johnny crece y es momento de enfrentarse al campeón. Pero, ante un pedido de la hija del mismo, Johnny cede a su conciencia. La decepción de Lord Carnavon es evidente, pero quiere saber el por qué. Sabe que Johnny jamás se vendería a un soborno, así que no entiende. Johnny no se molesta en hablarle de honor y justicia, solo toma sus cosas y se marcha con sus dos amigos. Ellos, que lo conocen, han hecho arreglos para no terminar con las manos vacías. Seguramente, Londres los recibirá de brazos abiertos.
Un hábil pugilista que ha crecido entre estafadores y embusteros. Sin embargo, posee una virtud que no puede enseñarse: una comprensión natural de lo que está bien y lo que no.
Un huérfano que ha desarrollado una gran habilidad para despojar a los incautos de sus pertenencias.
Un gitano conocedor de todas las artimañas de los estafadores.
Noble inglés que toma bajo su tutela al hábil Johnny Cross. Añora no haberse dedicado de lleno al boxeo y por eso quiere enseñarle todo lo que sabe a su protegido.
Guión: Alfredo Grassi
Dibujo: Horacio Lalia
Lord Carnavon siempre ha tenido el deseo de apadrinar a un pugilista que logre alcanzar el título de campeón de toda Inglaterra, algo que él mismo hubiese querido lograr. Pero el boxeo ha sido prohibido por la propia Reina Victoria y entonces se ve obligado a buscar a alguno entre los bribones de feria, los que resultan (como no podía ser de otra manera) unos simples estafadores. Sin embargo, y para su sorpresa, se cruza con Johnny Cross. Su habilidad natural es sorprendente y decide enfrentarlo en persona. A Johnny le cuesta vencerlo y ahí nace la propuesta de apadrinarlo. Tras una corta estancia en la cárcel, Johnny acepta el desafío con una condición: que sus dos amigos lo acompañen.
Nació en San Vicente, Santa Fe, el 9 de julio de 1925 Guionista, escritor, traductor, poeta, cineasta y periodista argentino. Comenzó a publicar en 1946 (con el seudónimo Fred W. Seymour, que seguiría utilizando durante muchos años); se trataba de una novela policial breve, el primer capítulo de la novela "Quedaron tres tumbas en Venus", que por la desaparición prematura de Centuria no pudo aparecer en forma completa hasta casi veinte años más tarde. Desde 1952 colaboró en la revista Bucaneros, y luego en las editoriales Columba y Récord, entre muchas otras, usando varios ...
Leer másHoracio Lalia (Ramos Mejía, Buenos Aires, 23 de enero de 1941) es Un dibujante de historietas argentino. Labor profesional Lalia tuvo inclinación por el dibujo desde chico, pero el mayor empuje para su futuro profesional lo tuvo a los 16 o 17 años cuando comenzó a ser ayudante de dos profesionales del dibujo reconocidos en su país: Eugenio Zoppi (entre 1957 y 1960) y Alberto Breccia (entre 1957 y 1963).1 Estudió algunos meses en la Escuela Panamericana de Arte y luego dos años en el IDA (Instituto de Directores de Arte), en ambas instituci ...
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