Allí, en las costas frente al estrecho de Magallanes, el joven se acerca a ver los restos del “Belcebú”. Los restos del barco encallado atraen su curiosidad de una manera hipnótica. Se conoce de memoria las historias que se cuentan sobre él, sobre su destino, y sobre su capitán. También ha oído esos cuentos sobre pronunciar tres veces el nombre del barco para que se presenten sus fantasmas y narren sus penurias. Así que soñando con aventuras y tesoros, el muchacho no teme en convocar a los espíritus para que le cuenten la historia del capitán Judas.
Hace tiempo, cuando los piratas asolaban las islas del caribe, vivía un joven llamado Tomás que añoraba una vida que jamás tendría. Sin embargo, cierto día decide darle una moneda a un leproso que mendigaba en la calle y eso le haría cambiar su futuro. Resulta que el leproso es el mismo Señor del mal en persona, y le ofrece un pacto: Tomás robaría una Biblia para esconderla en la playa y a cambio sus padres vivirían muchos años. Eso sí, él debería cambiar su nombre por el de Judas y adueñarse por cualquier método posible del barco “Belcebú”. El tiempo pasó y el nombre del capitán Judas fue temido hasta por otros piratas tan despiadados como Drake o Morgan. Aun así, el joven Tomás todavía existía en un rincón de su alma y le reprochaba el pacto realizado con el diablo. Hasta que un día, en un duelo sobrenatural consigo mismo, se hunde en las aguas del océano con toda su tripulación de testigo.
Pero claro, el muchacho curioso en las costas del estrecho de Magallanes sabe que los fantasmas tienen la extraña costumbre de faltar a la verdad.
Llevado frente a los restos del barco encallado por la curiosidad que despertaron los cuentos de la gente.
El joven estudiante de abogacía inconforme con su vida que pacta con el diablo para cambiar su futuro, convirtiéndose así en el capitán Judas.
Disfrazado de mendigo leproso o de marinero anciano, que le ofrece a Tomás cambiar su destino a cambio de una simple tarea: robar y esconder una vieja Biblia.
Guión: Guillermo Saccomanno
Dibujo: Aníbal Rodríguez Uzal / Ramón Ángel Gil
Allí, en las costas frente al estrecho de Magallanes, el joven se acerca a ver los restos del “Belcebú”. Los restos del barco encallado atraen su curiosidad de una manera hipnótica. Se conoce de memoria las historias que se cuentan sobre él, sobre su destino, y sobre su capitán. También ha oído esos cuentos sobre pronunciar tres veces el nombre del barco para que se presenten sus fantasmas y narren sus penurias. Así que soñando con aventuras y tesoros, el muchacho no teme en convocar a los espíritus para que le cuenten la historia del capitán Judas.