Nacido en Buenos Aires en 1923, muere el 26 de septiembre de 2009.
Fue un ilustrador, dibujante de historietas y escultor. Era el noveno hijo del arquitecto ornamental y escultor francés François Roume. Juan Sasturain lo califica como “un gran dibujante de la época de oro de la historieta argentina”.
Su primer trabajo profesional fue para Publicidad Albatros en 1945. Colaboró luego con Publi-Art durante dos años y después, en forma independiente, para otras importantes agencias.
Comenzó a dibujar historietas para la revista Patoruzito con el personaje Lapacho Juan. Luego realizó La Vida de Lassie para la Editorial Abril y adaptaciones de obras literarias como Robinson Crusoe y Moby Dick, además de ilustrar historietas deportivas. A comienzos de los ‘50, para la Editorial Códex crea su famoso personaje Sabú, con guiones de Leonardo Wadel –el de Vito Nervio-, una serie ambientada en la India con influencias del polémico escritor del Imperio, Kipling: ahí estaban el tigre alucinante, la ominosa cobra y los consabidos elefantes. Y la reconstrucción de época. Y también realiza tapas y adaptaciones de clásicos de literatura de aventura: Verne, Salgari para Pimpinela.
Nos identificamos con la afirmación de Sasturain cuando dice que su plenitud como artista coincide con el último tramo de los años ’50, cuando con guiones de Héctor Germán Oesterheld, dibujó para Hora Cero y la Editorial Frontera: Nahuel Barros (pinta la condición humana de la vida en los fortines –no vista desde la literatura- durante la conquista del desierto, en contradicción con el ignorante oficial, militar de academia, y el experto baquiano criollo atravesado por la sabiduría y el buen sentido empírico), Tipp Kenya, y Patria Vieja, donde ilustró la gesta emancipadora sobre todo desde la óptica de los de abajo –es el pibe que se suma a las montoneras en Tilcara-; el arrojo de Falucho cuando casi todos claudican a la causa de la Patria Grande en El Callao. En 1959 dibuja Pichi, para Frontera Extra, cuyos guiones estaban a cargo de Jorge Mora, seudónimo de Jorge Oesterheld –donde éste desarrolla alardes narrativos-, hermano de Héctor. En Pichi es el mismo escenario de la planicie pampeana, visto y contado desde la perspectiva de un perrito pampa (un proto Mendieta de Fontanarrosa), un cachorro entre los pajonales, testigo natural y equidistante de las escaramuzas entre pueblos originarios y huinca. Según Sasturain: “Una obrita maestra”.
Entre 1954 y 1962 colaboró con la editorial Fleetway de Gran Bretaña. Realizó Dick Daring, Kit Carson, Rodney Stone y Olac el Gladiador. Luego, también trabajó para el Corriere dei Piccoli de Italia, Hyawatha, Zane Canon y Alazzan. A su regreso de Europa publica durante tres años Manquillán, el cóndor perdido (guión de Osvaldo Guglielmino) para el diario Clarín. Durante 1972 ilustró una edición especial del Martín Fierro, de José Hernández, aparecida en las páginas de Billiken y con guiones de Héctor Germán Oesterheld. A partir de 1974, en colaboración con Guillermo Saccomanno, Rossi y Grassi realiza trabajos para Ediciones Récord, en general sobre su tema favorito: los caballos.
Roume dibujaba sobre todo aventuras a cielo abierto –como Hugo Pratt– y no se sentía cómodo con historias bajo techo, con personajes trajeados y urbanos. Sasturain profundiza: “En ese cruce de amor por lo natural –los animales y el paisaje– y por el pasado entrañable encarnado en la gente de la tierra, encontró, de la mano y la intuición de Oesterheld, su hábitat perfecto como creador: las gestas y personajes más o menos oscuros y heroicos en el escenario abierto de la Argentina del siglo XIX”.
En septiembre de 1989, publicó El amigo del hombre (con guión de Roger King) en el número 13 de la revista Fénix, editada por Récord. Sus últimos años los pasó en Tandil, provincia de Buenos Aires realizando bronces de caballos y acuarelas.